Opinión
Ni reyes ni césares: al desplegar a las Fuerzas Armadas para sofocar la disidencia, Trump ha cruzado el Rubicón
El desfile militar en el día del cumpleaños del presidente norteamericano está marcado por las protestas.
La suerte está echada. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha movilizado a las Fuerzas Armadas del país para reprimir las manifestaciones que están teniendo lugar en diferentes ciudades, reforzando de esta manera su camino hacia el autoritarismo.
La semana comenzó con la decisión de Trump de “federalizar” la Guardia Nacional del estado de California y desplegar a 2.000 efectivos de esa fuerza en Los Ángeles para sofocar las crecientes protestas contra sus intentos de llevar a cabo deportaciones masivas, todo ello pese a la oposición del gobernador del Estado, Gavin Newsom.
La semana terminará con tanques Abrams recorriendo Washington D.C. en el primer desfile militar en décadas, una pretensión de Trump que les costará a los contribuyentes unos 100 millones de dólares. Aunque el desfile coincide oficialmente con el aniversario número 250 de la creación del Ejército de Estados Unidos, el Ejército no tenía previsto realizar un desfile militar. Pero Trump ordenó que se celebrara uno el 14 de junio, día en el que cumple 79 años.
En medio de todo esto, el mandatario estadounidense pronunció el martes, en la base militar Fort Bragg, el que quizás haya sido, hasta el momento, su discurso más siniestro. La alocución de Trump estuvo plagada de sus habituales jactancias, mentiras, agravios y amenazas, acompañados de sus quejas recurrentes, como la falsa afirmación de que las elecciones presidenciales de 2020, en las que Joe Biden obtuvo la victoria, fueron ganadas de forma fraudulenta.
También incluyó su persistente y vergonzosa embestida contra los medios de comunicación. Sin embargo, lo que más se destacó en Fort Bragg fue el telón de fondo: varias filas de soldados del Ejército de Estados Unidos sentados detrás de Trump. Por sí mismas, esas imágenes no tienen nada de particular, ya que todos los presidentes estadounidenses de las últimas décadas han recurrido a las fuerzas armadas como escenografía al servicio de su agenda política. Lo que llamó la atención en esta ocasión fue el comportamiento de los soldados.
Cuando Trump arremetió contra el gobernador de California, Gavin Newsom, y contra la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, los soldados respondieron con abucheos, en señal de apoyo al presidente. Según el sitio web Military.com, los soldados ubicados detrás de Trump habían sido seleccionados por su lealtad y apariencia física. Esta utilización partidista de los soldados representa una deriva preocupante. Si Trump consigue someter a las Fuerzas Armadas a su voluntad, la democracia estadounidense –más allá de las imperfecciones que tiene– estará realmente en peligro.
Mientras los efectivos respondían con abucheos, Trump dijo en Fort Bragg: “En Los Ángeles, el gobernador de California y la alcaldesa de la ciudad son incompetentes”.
El mandatario estadounidense también instruyó al secretario de Defensa, Pete Hegseth, a alistar tropas para su despliegue en territorio estadounidense, en abierta violación de la Ley Posse Comitatus, que prohíbe que las Fuerzas Armadas participen en tareas de seguridad interior. Hasta el miércoles, 700 infantes de la marina estadounidense provenientes de Fort Pendleton, una base militar ubicada en California, ya habían sido desplegados en Los Ángeles.
Al promocionar su desfile militar en Washington D.C., Trump advirtió: “Aquellas personas que quieran protestar, se enfrentarán a una gran fuerza […], se enfrentarán con una fuerza muy dura”. Trump no especificó qué entidad policial o militar desplegaría esa fuerza, pero miles de soldados han sido trasladados a Washington D.C. para el desfile del 14 de junio. Como señaló en un comunicado el Centro Brennan para la Justicia, existe un vacío legal en la Ley Posse Comitatus, que, básicamente, permite a los presidentes utilizar a la Guardia Nacional del Distrito de Columbia para tareas de seguridad pública “cuando lo estimen conveniente”.
El fiscal general de California, Rob Bonta, habló con Democracy Now! después de presentar una demanda para bloquear la orden de Trump de desplegar tropas de la Guardia Nacional e infantes de marina en Los Ángeles. Bonta expresó al respecto: “[Trump] está exacerbando las tensiones. Está provocando una situación de confrontación. Desafortunadamente, creo que él quiere que haya conflicto. Quiere que la situación estalle para, sobre esa base, tratar de aprovechar y acaparar más poder. El fin que conduce sus acciones y su ‘modus operandi’ es simplemente acumular más poder. Por eso él califica como emergencia a lo que no representa emergencia alguna. Y califica como invasión aquello que no lo es. Utiliza ese lenguaje de forma deliberada, porque son los disparadores que le permiten concentrar más poder”.
La alcaldesa Karen Bass impuso el miércoles una segunda noche de toque de queda en Los Ángeles, en medio de las crecientes protestas contra el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, que se han extendido rápidamente a todo el país.
La congresista demócrata Delia Ramírez, nacida en la ciudad de Chicago e hija de inmigrantes guatemaltecos, también habló en Democracy Now! contra las tácticas de Trump:
“Lo que estamos viendo es el comienzo del fascismo, sin rodeos. [Trump] está enviando fuerzas militares a las ciudades que se atreven a manifestar disidencia y oponer resistencia […] Lo que busca es controlar y sofocar la disidencia para desarticular la resistencia. La amenaza de desplegar estas unidades especiales del Servicio de Inmigración en Chicago, Seattle y otras ciudades tiene como objetivo asegurarse de desarticular la movilización social”.
Los intentos de Trump y sus seguidores para sabotear la movilización popular parecen estar fracasando. Mientras continúan surgiendo protestas espontáneas en diversas partes de Estados Unidos, muchas de ellas lideradas por los propios inmigrantes, Indivisible y otras organizaciones declararon el 14 de junio como el “Día sin Reyes” y han convocado al menos 1.800 manifestaciones en todo el país para enfrentar la deriva autoritaria de Trump.
A medida que se acerca el verano y los ánimos se caldean, y con la democracia estadounidense cada vez más amenazada, dos verdades esenciales deben permanecer en el centro de la escena: la población tiene derecho a manifestarse, garantizado por la Primera Enmienda de la Constitución, y los soldados estadounidenses tienen la obligación de desobedecer órdenes ilegales.
© 2025 Amy Goodman
Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, [email protected]
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.